lunes, 1 de febrero de 2016

Los Odiosos Ocho

Antes de Los Odiosos Ocho
Primer plano de los pies de Ronoa mientras se sube lentamente y con cuidado las medias. La maldita fetichista sabe que para ir a ver una peli de Tarantino hay que ir excesivo, sobrarse en lo que a uno le motiva. No vas a ver una peli, vas a que la peli te vea a ti. Vas en modo Tarantino.
Así que la pequeña descarriada se enfundó sus guantes, anudó su corbata y saboreó el momento de convertirse en la novena odiosa. Vaya que sí, joder.

Después de Los Odiosos Ocho
A pesar de que la primera parte se me hizo demasiado larga, ni hay muchos diálogos memorables a los que nos tiene acostumbrados Tarantino, disfruté con la dirección genial de la historia, el exceso de sangre y muerte, la forma perfecta que tiene Tarantino de perturbar, crear el caos, retroceder en el tiempo y decir, ¡tío!¡Si te he estado dando pistas todo el rato! ¿No te habías dado cuenta?
Joder, no, Tarantino, pero déjame darte las gracias por rescatar a Hans Landa de la mano de Tim Roth de vuelta otra vez al cine. Y gracias por mejorar muchísimo la media del cine actual.

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