martes, 2 de febrero de 2016

Belleza y Verdad

Antes de Los Odiosos Ocho

No hay mucho que decir. Hoy toca ver Los odiosos ocho. Si te gusta el cine de Tarantino sigue leyendo, si no te gusta quizá no estés en el blog adecuado. Siete películas, entre ellas ninguna mala, un par de obras maestras y posiblemente las referencias visuales más poderosas del cine americano de los últimos veinticinco años. Con ese ánimo salgo de casa, éste tío no me puede fallar.
  
Después de Los Odiosos Ocho

Y no me falló, no. No hay nada más fiable que Tarantino, te da lo que vas buscando. No falta ni los planos secuencia, ni los monólogos fantásticos, ni la BSO más ajustada (hacer un western musicado por Morricone seguro que le provocó una erección), ni los antiheroes ni la sangre ni un casting perfecto.

Pongámonos a imaginar, Tarantino se hace con una máquina del tiempo y regresa a 1992 para recoger a sus Reservoir Dogs y llevárselos más de un siglo atrás al estado de Wyoming. Pero eso no es todo, ¿que tal si antes pasamos a buscar a Agatha Christie en la Inglaterra de los años 20 y nos la llevamos también? Pues eso es Los odiosos ocho, nada más y nada menos.

La historia es terriblemente simple, y muy repetida en la historia del cine y en los westerns en general pero pocas veces la tensión se ha generado tan bien, tan lentamente. Extrañamente en Tarantino, durante la primera parte apenas hay violencia, ¡no muere nadie! pero presenta maravillosamente a los personajes. Todos tenemos un preferido, y el mío es Daisy Domergue. Ojalá suponga para Jennifer Jason Leigh lo que supuso para Travolta el Vincent Vega de Pulp Fiction. Resumiendo, si has llegado hasta aquí, no te la pierdas. Tendrás tu ración diaria de belleza y verdad.
 

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